Chiyoko Yamaguchi ha sido, con su hijo Tadao, la fundadora del Jikiden Reiki Institute de Kyoto, cuyos seminarios han determinado mi formación en Reiki. Era una mujer pequeñita con una mirada muy dulce que recibió su primer Reiju directamente de Hayashi en 1938 cuando sólo tenía 17 años.
Escuché su historia por primera vez contada por su hijo Tadao Yamaguchi y por Amanda Jayne, su alumna, durante el Primer Congreso Mundial de Jikiden Reiki que tuvo lugar en Barcelona. Siendo la segunda de siete hermanos, Chiyoko fue criada por una pareja de tíos que se ocuparon de ella hasta el día de su boda, los miembros de la nueva familia eran unos practicantes comprometidos de Reiki, le dieron tratamientos cada vez que su salud lo necesitaba y la apuntaron a los seminarios para que llevara esa habilidad a su nueva familia cuando se casara.
El detalle de su historia que más me llamó la atención fue que el tío que era responsable de su educación estaba convencido que en la sociedad rural japonesa de entonces, donde muchas personas no tenían acceso a los médicos y los medicamentos, aprender a reestablecer el equilibrio y por lo tanto a mantener la salud de un cuerpo minado por la enfermedad era el mejor regalo que una esposa podía llevar en dote. Para entender la gran importancia de esta elección hay que saber que en esos tiempos un seminario de Reiki costaba casi tanto como un sueldo medio mensual.
La grandeza de esta mujer está en la constancia y la sencillez con la que ha practicado Reiki durante 65 años en la intimidad de su casa aún en épocas muy complicadas como el segundo posguerra, cuando la mayoría de las terapias energéticas estaban prohibidas en Japón. Yo la veo un poco como un “ángel protector” que ha guardado todos los conocimientos originales de esta disciplina hasta el momento en que el mundo ha sido listo para acogerlos. Después de que el mundo Reiki descubriera esta practicante original, ella se aplicó para difundir la disciplina con una fuerza inusual para una mujer de esa edad.
No me he dado cuenta de la influencia que su ejemplo ha tenido en mi vida hasta este momento. Desde que supe de su existencia he realizado grandes cambios en mi vida pasando del frenesí de una metrópolis como Barcelona a la tranquilidad de un pueblo de ochocientos personas. He decidido crear armonía y equilibrio entre mi vida y el mundo que me rodea dedicándome a cultivar mi comida y a la práctica cotidiana del Reiki para mi salud y la de las personas que acuden a mi consulta.
Cuando pienso en ella siempre tengo la rara sensación que tuve la primera vez al final de Congreso de Barcelona, cuando su foto destacaba en la pantalla detrás de nosotros: siento su delicada presencia que me observa y me respalda, como una amable protectora que se alegra de ver que su trabajo se difunde por el mundo.
Si quieres trabajar en ti de una forma más profunda a través de la consulta de tus Registros Akashicos en vídeo llamada o con una sesión de Reiki a distancia me encuentras aquí.
Imagen de portada cortesía del Instituto de Jikiden Reiki